15 de noviembre de 2022

¿Casas de pueblo modernas? Sí, por favor: amarás esta reforma con paredes de microterrazo en Barcelona

Para describir el proceso de reforma, Bernat Riera, de SIGLA Studio, cita las palabras de Joan Didion en El año del pensamiento mágico: “La memoria se desvanece, la memoria se ajusta, la memoria se conforma a lo que pensamos que recordamos”. Y es que, como en todos sus proyectos, en este han sido los clientes los que han conducido el timón. Al fin y al cabo son los que van a vivir en la casa y la obra es por y para ellos, desde Sigla Studio solo les guían en el proceso. “Nos centramos en escarbar en los recuerdos, la infancia y los momentos vividos en ese amparo seguro. Aislamos todo aquello que nos interesa y parece sugerente, para así sostener el máximo de elementos e introduciendo algunos nuevos, readaptando el espacio inicial”, comenta. 

En este caso, el objetivo es pasar de una distribución típica de finca de pueblo, de 1900 y 270m2, a una nueva organización que modifica sutilmente el planeamiento. ¿La metodología? Incorporar una zona de día formada por un único gran espacio en la que las distintas actividades se relacionan entre si, logrando una comunión entre presente, pasado y futuro.

Los propietarios son una pareja a punto de dar a luz a dos gemelos, que buscan una nueva oportunidad en la vivienda de su tía. “La planta baja estaba dividida en dos, con una tienda en desuso y una vivienda (actual zona de día), mientras que la planta superior tenía dormitorios que nunca se utilizaban (actual zona de noche)”, explica. Eso sí, manteniendo la identidad de la casa, ubicada en el núcleo histórico de Sant Pere de Ribes, en la que han ido habitando los miembros de las distintas generaciones de la familia, “por lo que queríamos ser lo más respetuosos posible con el entorno y la estructura auténtica”, añade Bernat.

 

Respeto al pasado

Volviendo a la distribución, en la planta baja han creado un espacio diáfano en el que se encuentra la cocina, el comedor y el salón. “Al tratarse de una crujía estrecha con paredes de carga, de apenas 3m de ancho, la cocina se sitúa en medio articulando el espacio y las distintas circulaciones (el recibidor, enfrente; la zona cocción, a un lado; y el acceso a la planta superior o al salón, en el otro)”, describe el arquitecto.

Han conservado la entrada de la tienda, pero readaptándola con una cancela de entrada que sirve de filtro entre interior y exterior, con una celosía de madera que deja pasar la luz y la ventilación natural, pero que da cierta privacidad. Apunta la idea: se trata de un truco de transición entre el espacio público de una calle peatonal de pueblo y el privado. En la planta superior han mantenido la estructura del refugio (con los dormitorios y una sala de lectura), añadiendo un segundo baño en una de las habitaciones.

 

La casa, historia de una idea

A la pregunta de ¿qué tenían claro antes de empezar?, Bernat recurre a otro texto ajeno, esta vez de La casa, historia de una idea, de Witold Rybczynski.

“La domesticidad, la intimidad y el confort como concepto del hogar y de la familia. Hablar de domesticidad es describir un conjunto de emociones percibidas, no solo un atributo aislado. Buscamos la sensación de que la casa incorpora esos sentimientos y no solo les da refugio. Lo que impregnaba los cuadros de De witte y de Vermeer era el ambiente de domesticidad. El interior no era únicamente un lugar para las actividades domésticas -como lo había sido siempre hasta entonces- sino que las habitaciones y los objetos adquirían ahora una vida propia. Esa vida, naturalmente, no era autónoma, pero existe en la imaginación de sus propietarios y, en consecuencia, paradójicamente, la domesticidad hogareña depende del desarrollo de una rica conciencia del interior”.

Para ello, han restaurado todas las puertas antiguas, decapándolas y recuperando la madera. Más intervenciones: Las sucesivas reformas que se habían hecho eliminaron el pavimento primario en la planta inferior. Por lo que han optado por uno continuo con áridos y revestimientos en las paredes con microterrazo, estucados de cal y veladuras de cera (según la zona) para mantener el aura.

También han rescatado los pavimentos existentes en la planta superior, rehabilitando la cubierta entera, pero manteniendo las vigas de madera y la bovedilla cerámica. “A modo de anécdota, los clientes no estaban convencidos de prolongar la vida de todos los suelos originales de la planta superior, pues les parecían todos de muy diversa naturaleza y cromatismo. Finalmente los convencimos y, a obra acabada, se integran perfectamente y se complementan unos a otros ya que el resto de piezas actúan como hilo conductor que los relaciona entre si”.

 

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